Vuelta al pasado

Hay que ver lo caprichoso que puede ser el destino algunas veces. No voy a profundizar mucho en esto, pero digamos que las rupturas no son fáciles, y más si tu eres la parte que ha puesto más carne en el asador durante la relación. Pues volver al sitio donde comenzó todo es, cuanto menos, inquietante.

Hace tres días recibí una serie de mensajes de whatsapp de mi antiguo jefe, Matías, en los que me ofrecía trabajo en un stand de un centro comercial. Es decir, lo que hacía antes, pero en vez de ir casa por casa, en un stand.

El trabajo es simple, paras a la gente, intentas que cambien de compañía de luz y gas, cobras el contrato hecho. No está mal, ya lo he hecho y no fue demasiado desastroso, así que volveremos a probar. Entre eso y no ganar nada, que es mi estado actual...

Antes de firmar nada, me sinceré con Matías y le conté mi historia, cómo terminó todo y le dije que no quería volver a ver al susodicho. Me dijo que no me preocupase por eso, y al parecer se va a cumplir, ya que, según mis cálculos, no tendré que cruzarme con él en ningún momento.

Algunos me dirán que es un suicidio volver a donde empecé una relación de la que me está costando olvidarme, pero sinceramente, prefiero ganar dinero a quedarme todo el día dándole vueltas a la cabeza y sufriendo más.

Dicen que si te mantienes ocupado olvidas las penas. Y me ha funcionado antes, así que a ver si se vuelve a cumplir.